10.11.06

Babear ahorcado con los pies a dos metros de la tierra

Hubo un juicio justo, creo
Y mucha gente pendiente
De su voz cansada
De las palabras huecas
Que no dirigió a nadie en particular
Y de su negación a llorar
En el momento en que se suponía
debía haberlo hecho.
Ni siquiera le sudaron las manos,
Y no tembló en absoluto
Cuando te miró a los ojos
Y se confesó culpable.

No fue humillado,
Ni difamaron su nombre,
le fue permitido sentirse digno
Todos fueron muy amables en realidad
Aunque nadie lo miró a los ojos,
Ni una sola vez.

Se la pasó dando gracias
Por los cigarrillos,
La comida caliente,
Las cartas incomprensibles,
Las lágrimas ausentes,
La consideración,
Y una larga serie de etcéteras.
Algo que no se ve muy a menudo.

Alguien lo visitó mientras dormía
En su última noche,
No supo quien fue,
Un ramo de lilas a los pies de su cama
Como si importase algo
Lo que pudo significar
Un ramo de lilas
A los pies de tu cama
Mientras dormías.
Eso quedó atrás,
Se esfumó como un perfume.

En la tarde del jueves
El ridículo artilugio de la muerte
Como un pájaro rígido y seco
espera en el patio.
Y los rostros hambrientos
se amontonan a su alrededor,
observando.

Más tarde el prisionero es conducido
Con las manos atadas
Silencioso y cargado de dignidad.

En el preciso instante
El nudo tenso
Las miradas fijas
El aliento del verdugo.
El tipo traga saliva por última vez
Siente el sol como un milagro.
Y piensa con mayúsculas
“MIERDA”.

No ve pasar su vida en un segundo
Como dicen en los cuentos
ni un vértigo de plumas,
Pero si latidos desbocados
mientras patalea entre espasmos
hasta que se muere.
Y después nada.

Y ahora esto
fuera del trance,
Teclear frente a un monitor
Como si se me fuera la vida.