10.11.06

La canción de los puentes y el rocío

Juntaba cáscaras de lápiz mientras tu cuerpo descansaba en la noche eterna
Después cuando soñaba, las veredas del mundo eran largos toboganes
Y nosotros sus pasajeros celestes dispuestos a cruzarnos.
Los mansas edificaciones de la lluvia, los contornos y los besos
Eran la misma puerta apuntando al infinito.
Nunca pude dibujarte eras también como el agua entre dos naves
Donde ceremoniosamente mi esperanza
Soplaba tu nombre de pájaro y piedra
Con la cadencia del único hechizo aprendido del silencio.

En ese entonces el presente era solo sombra colgando entre faroles
Oscilaba la luz entre los días que contaba, los inmensos desiertos de la fiebre
Que contaba para verte.

Alguna vez pude apenas pronunciar ciertas palabras,
Pero estaba proscrito de la magia necesaria.
Yo vivía las urdimbres de quien no alcanza el desahogo
En un pueblo sumergido paso a paso por fantasmas.
Y mientras tanto el Dios de los destinos
Recitaba nuestra suerte con las manos calcinadas.