1.6.06

La borrachera láctea

El pucho encendido por el filtro
desde una sonrisa de vidrio,
ver pasar flotando por la calle
mi propia cabeza de globo aerostático.

Y pensar que cinco minutos en babia
es demasiado tiempo,
perdido en el paisaje blanco,
o en un circo de neón intermitente.

En la fiesta,
antes del derrumbe
me miro mirarme los zapatos
dos caballos sucios, disecados.

Ginebra es la ciudad de cloroformo
donde la lengua es algodón
o algun batracio moribundo
cubierto de palabras.

Más tarde caeré por escaleras
con los ojos vidriosos,
emocionado por el hecho,
iré directo al paraíso.